Ayer se jugó El Clásico, el partido más importante de España y del mundo en los últimos años de la era de la globalización. Con motivo de disputar el partido de vuelta de la semifinal de la Copa del Rey, el Real Madrid, recibió en el Estadio Santiago Bernabeu, al F. C. Barcelona. La ida había quedado en tablas en el Camp Nou, uno a uno.
Los locales tenían todo para pasar a la gran final que se jugará en Sevilla, en el estadio de fútbol del Real Betis, el Benito Villamarín. El empate de la ida le daba al Real Madrid, la ventaja por el gol visitante y, ante su gente, un estadio a rebosar, no podían fallar, pero bueno, son "el mejor club del mundo, el mejor club de la historia" decían los grandes altavoces de la prensa española y el propio Solari, el DT del club merengue.
Por si fuera poco lo último, se había vendido la idea de que tenían a "la gran revelación del fútbol mundial, Vinicius Jr." el brasileño de buenas cualidades (como la mayoría de brasileños) que, según la prensa de Madrid, no iba a dejar al Barça, con opciones de nada y el propio muchachito, Vinicius, había declarado que "Messi, no asustaba a nadie".
Por su parte el Barça, llegaba a la gran cita en un momento irregular, a pesar de que Messi, había marcado un espectacular 'hat-trick' ante el Sevilla, no se le veía muy en forma y bueno "no asusta a nadie" había dicho la joya del Madrid. Sin embargo, los partidos de fútbol hay que jugarlos y los clásicos hay que ganarlos.
Tras un primer buen tiempo del Real Madrid, con opciones claras en los pies de Vinicius Jr. que pecó por su ya conocida mala definición, y, un Barça, empanado, un Messi, deslucido y un Stegen, como siempre providencial el marcador acabó 0-0. Para la segunda mitad algo cambio. yo decía "el que anote el primer gol, gana el partido" y así fue, tras una escapada magistral de Dembelé, por la banda tras un pase de Alba, el francés le dio el pase a Luis Suarez, que de primera remató y marcó el 1-0. La definición ganaba, al fin y al cabo eso es lo que cuenta en el fútbol.
El partido tomó un aire de toma y dame, con mucho empuje del Real Madrid y era obvio, era su casa, su gente y no querían quedar otra vez en ridículo contra el Barça. Vino el segundo gol, nueva escapada del francés Dembelé, esta vez por banda derecha, puso el centro al área y Varane, el defensor del Madrid, en su afán de impedir el inevitable gol de Suarez, la mandó dentro. No podía ser más espectacular el ambiente. El global estaba Real Madrid 1-3 abajo.
La historia se repetía como tantas otras en la última década en el Bernabeu, donde el Barça, se siente como en casa. Messi, seguía sin aparecer y no importaba, su equipo que tantas veces necesitó de él, ahora se las arreglaba solo. Luego llegó el tercero, otra vez el protagonista Luis Suarez, El Pistolero, que callaba a propios y extraños, quienes le critican tuvieron que callar amargamente. El uruguayo humilló a Keylor Navas, al Madrid y a sus detractores, cobró un magistral penal 'a lo Panenka' y sentenció la historia 0-3.
Que el Barça, jugó mal, que el Real Madrid, se dejó la vida (tenía que hacerlo) que el resultado es injusto (como si la vida misma fuera justa), entiendan que en el fútbol se gana es con goles, no con aproximaciones ni pitos, ni flautas; que el Barça, va a jugar su final número 6 de manera consecutiva y no necesitó al gran Messi y de Vinicius, bueno, fue mucho más Dembelé. En resumidas cuentas el Barça, a la final y el Madrid, a la calle.